“32 (El Libro que Quería Ser Cuaderno)” se propone objetar vehementemente toda idea de frontera que divida lo naturalmente indiviso. No únicamente en el sentido político (aunque todo sea político, en última instancia), sino con una intención más amplia y abarcadora.
Por lo tanto, las cuestiones que se juegan dentro del texto del libro impreso, los nudos de la historia que se cuenta, trascienden el cuerpo físico de la obra. Y se expanden. Porque es menester que las cosas regresen a su estado natural (tan trastocado por el sistema que se nos impuso e impone).
Así como la última página del libro impreso advierte que “esto no es un libro”, los asuntos allí impresos se salen –disparados- por fuera del marco físico del objeto, lo trascienden. Es así que nace la idea de estos 32 cuadernos Moleskine. En ellos, transcribiremos a mano el texto completo del libro impreso (que dice no ser un libro).
Estos 32 cuadernos Moleskine afirmarán, asimismo, ser el libro. Y circularán por las manos de todos los que se precien en oficiar de amanuenses para transcribir a estos cuadernos el texto del libro impreso, con todos los riesgos (yo prefiero decir posibilidades) que una transcripción de esta naturaleza implica: yerros que pueden trashumar en errores (yo prefiero decir variaciones) de sintaxis y/o semántica; o por qué no la ocurrencia de raptos de inspiración intuitiva de los amanuenses, que bien podrían modificar detalles de lo impreso, trastocando así su literalidad. Y un gran etcétera. Sobre todo, etc. La literatura como un hecho que retorne a la Estación Cuaderno, como parada intermedia hacia el destino final (o estación terminal) del discurrir del pensamiento (que no es más que acción colectiva, ilusoriamente fragmentada en la transitoriedad de los egos corporizados).
El mismo 18 de octubre, mientras el libro impreso parte hacia las manos de los lectores, estos 32 cuadernos Moleskine comenzarán un incesante viaje (metáfora del recorrido del tren que lleva y trae del hospital al niño de la historia) entre todas las manos que acepten transcribir al cuaderno alguna parte de lo impreso en el libro (apenas párrafos o capítulos enteros: lo que gustes). La idea es que los 32 cuadernos emprendan un viaje incierto, errático, épico y sideral hacia el destino colectivo. Intentaremos completarlos entre todos, transcribiendo en cada uno de ellos el libro completo. No habrá fecha de entrega, ni límites de ningún tipo. Lo fundamental de la faena es la continuidad de cada uno de los cuadernos en tanto su recorrido, y la simultaneidad de la tarea (en virtud de que la misma se verá plasmada en los 32 Moleskine circulantes), representada por la acción de la escritura paralela. La sola idea de esos cuadernos como objetos que se van llenando de una variedad indefinida de escrituras, letras, trazos, de manos y pulsiones, es algo que se acerca al deseo del niño protagonista de la historia de “32 (El Libro que Quería Ser Cuaderno)”. Seremos los seres anónimos que el niño veía abordar y abandonar el tren en cada estación, escribiendo su historia (que es la de todos) en un cuaderno (metáfora de ese tren en el que todos emprendemos el mismo viaje).
Entonces, ¿acabará algún día el niño de escribir ese libro tan anhelado, condenado ahora a ser contenido en estos 32 cuadernos que viajarán indefinidamente entre nuestras manos amanuenses? Como pasajeros de su tren, nos haremos cargo. Y jugaremos con él, aunque –aparentemente- habitemos planos diferentes.
Si querés recibir (en cualquier momento) alguno/s de estos 32 cuadernos para transcribir en ellos partes del texto impreso de «32 (El Libro que Quería Ser Cuaderno)«, enviá un correo electrónico a el_libro_que_queria_ser_cuaderno@yahoo.com (o, si estás leyendo esto en el perfil de Facebook, enviá un mensaje privado) con AMANUENSE como asunto y tu nombre, ciudad y expresión del deseo de participar, en el cuerpo del mensaje. A la brevedad, recibirás una respuesta con todos los detalles.
Como recompensa, cada uno de los amanuenses que impriman su caligrafía en alguno de estos cuadernos, recibirá sin cargo alguno el E.P. de “32 (El Libro que Quería Ser Cuaderno)”, disco que será editado únicamente para ser repartido entre los que practiquen la transcripción del libro a estos cuadernos. Habrá tantos discos como amanuenses. Ni más, ni menos.